LIBRE
TE QUIERO
Libre te
quiero, como arroyo que brinca de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero, como monte preñado de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero, como pan que nos sabe su masa buena.
Pero no mía.
Grande te quiero, como monte preñado de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero, como pan que nos sabe su masa buena.
Pero no
mía.
Alta te quiero, como chopo que al el cielo se despereza.
Alta te quiero, como chopo que al el cielo se despereza.
Pero no
mía.
Blanca te quiero, como flor de azahares sobre la tierra.
Blanca te quiero, como flor de azahares sobre la tierra.
Pero no
mía.
Pero no mía, ni de Dios, ni de nadie, ni tuya siquiera.
Pero no mía, ni de Dios, ni de nadie, ni tuya siquiera.
Poema de Agustín García Calvo
Música y voz de Amancio Prada
La esencia de la libertad:
"ni mía, ni de Dios, ni de nadie, ni tuya siquiera".
Puede ser
relativamente sencillo no pertenecer a nadie, ni siquiera a Dios, es fácil poder entender
ese sentimiento de libertad; pero ¿cómo no pertenecerte a ti misma? ¿Cómo llegar a este grado de libertad?
Se llega a la libertad absoluta
cuando el ser humano se ve libre de prejuicios, libre de la educación
adquirida, libre de deseos materiales y libre de cualquier dependencia ya sea
espiritual, sentimental o material. Cuando las acciones están motivadas únicamente por la propia voluntad de ser y hacer.
Llegado a ese punto ya no eres "ni mía, ni de Dios, ni de nadie, ni tuya siquiera". Simplemente "eres." Eres todo: libre, grande, buena, alta... eres lo que deseas ser.
Llegado a ese punto ya no eres
Así lo pienso y así lo
escribo.
A quince de noviembre de dos mil diecinueve.
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